Conseguir un hogar cálido puede suponer un auténtico agujero para el bolsillo durante estos meses de invierno. Hay varios trucos o consejos para conseguir que la factura no se incremente más de lo normal. Este ahorro beneficiará no solo al medio ambiente, sino también al espíritu de gestión de la economía doméstica y servirá para paliar los efectos de la «pobreza energética».
El ahorro comienza desde el exterior; un aislamiento adecuado puede reducir hasta un 40% de consumo de energía. Para ello, además de proveer el piso con ventanas aislantes del frío, durante el día si hace sol conviene subir las persianas, poner cortinas en todas las ventanas y colocar alfombras o esterillas para tapar las rendijas de las puertas.
Una vez dentro del piso, se puede ahorrar dinero en calefacción si cambiamos algunos hábitos diarios; los expertos aconsejan mantener una temperatura ambiente de 16-18 grados durante la noche, y entre 20-21 grados durante el día. También es importante programar la caldera para que se encienda una hora antes de llegar a casa, cuando la temperatura descienda por debajo de lo mencionados 20 grados durante el día. Así, al calentar poco a poco gastará menos. Por las mañanas, no dejéis de ventilar la casa pero no por más de diez minutos, para no perder calor interior en exceso y es importante purgar los radiadores al inicio de temporada.
Con estos sencillos consejos puedes conseguir hasta un 20% de descuento en tus facturas.